lunes, 8 de junio de 2009

Hola soy Juanjo merapalabra o Juanjo Shamán, como prefieras. Me considero narrador oral, no porque la palabra cuentacuentos no me guste sino porque creo que lo que hago es algo más que contar cuentos, pues además de estos, mi repertorio se compone de conversación paranoica, de historias que me sucedieron, soñé o me contaron al frescor de una cerveza, mentiras prodigiosas y mentiras indignantes... y todo aquello que se me va ocurriendo y tengo tiempo de montar para subirlo a un escenario.

¿Para quién?, para todos, juntos y por separado. Sesiones de narración para niños, para público familiar, para jóvenes, para adultos, para novias sin novio, para mujeres desconsoladas, para amantes peregrinas, para colegas borrachos, para hijos somnolientos...

¿Dónde? Pues creo que desde el año 89 del siglo pasado pocos espacios escénicos me quedan por intentar, pero como la experiencia también es un grado ¿kelvin?, procuro ir a los que están bien acondicionados. Una aproximación: bibl
iotecas, teatros, colegios, institutos, universidades, bares, cafeterías, autobuses, plazas, portales (no de internet, de los de novia y bombilla fundida), y alguno que seguro que mi inconsciente decidió olvidar para no tener que contarlo.

¿Cómo? Me gusta hacer cosas nuevas preguntándome por las viejas, me encantan los instrumentos exóticos y la percusión, aunque no soy músico. Y suelo observar lo que pasa en la calle y cómo habla la gente para que la oralidad en mis espectáculos siga viva. Me gustan las adivinanzas, los acertijos y el suspense. Me gustan los cuentos con cancioncillas aunque algún niño sin corte me dijo alguna vez que cantaba fatal. Además soy de los que cuenta cuentos tradicionales al cuadrado (tradicionales tradicionales), es decir, caperucita como nos la contaron a todos y si en el cuento muere alguien o le cortan la cabeza o le sacan las tripas pues..., así es el cuento. Y cuando empiezo a filosofar soy temible, pues sigo un hilo de pensamiento desmadejado que termina pasando por historias de todo tipo.

Muchos de los que me vieron contar o me verán contar notarán que muchas veces voy acompañado, con otro shamán, Manolo, o con algún otro narrador o monologuista. No suelo hacer ascos a compartir escenario, la experiencia me dice que se aprende mucho compartiendo (escenario, vino, comida, cama) aunque me considero un narrador solitario como el sorro ¿o era zuperman? bueno pues eso.